Causas comunes: El desprendimiento de retina traccional (DRT) se debe principalmente a la tracción de la membrana vascular fibrosa en la superficie de la retina o dentro del vítreo. En adultos, el DRT se observa con mayor frecuencia en la retinopatía diabética proliferativa (RDP), la oclusión de la vena retiniana (OVR), la vasculitis retiniana y la vitreorretinopatía proliferativa (VRP). Además, los traumatismos, la retinopatía drepanocítica y la uveítis, entre otros, también pueden provocar DRT. En niños, el DRT se observa con frecuencia en enfermedades congénitas como la vitreorretinopatía exudativa familiar (VEF), la retinopatía del prematuro (ROP) y la hiperplasia vítrea primaria persistente (HPPV).
Manifestaciones clínicas: Los síntomas del paciente están estrechamente relacionados con la ubicación y la extensión de la tracción. Las manifestaciones típicas incluyen: Disminución de la visión: El desprendimiento del polo posterior puede causar una disminución drástica de la visión central, mientras que el desprendimiento periférico temprano puede ser asintomático. Defecto del campo visual: Oclusión de sombra negra de dirección fija, en una zona específica del campo visual: oclusión tipo "cortina". Moscas volantes y destellos de luz: Al mover los ojos, aparecen breves destellos similares a relámpagos o llamas, principalmente alrededor del campo visual. Disminución repentina de la visión central + visión distorsionada: Esto indica claramente afectación macular. Si no se trata a tiempo, puede causar daño irreversible a la visión, como la formación de cicatrices y necrosis de las células fotorreceptoras.
Método de diagnóstico: Examen del fondo de ojo: Después de la dilatación de la midriasis, el oftalmoscopio indirecto puede revelar la membrana vascular fibrosa y su tracción sobre la retina, con o sin hemorragia vítrea. Tomografía de coherencia óptica (OCT): Visualización de alta resolución de la morfología de cada capa de la retina, evaluación de la posición de la membrana de tracción y la afectación del área macular. Ecografía B: Indicada para pacientes con opacidad vítrea grave, para evaluar el grado de tracción y la extensión del desprendimiento. Angiografía con fluoresceína del fondo de ojo: Ayuda a identificar neovascularización, áreas de no perfusión y la distribución de la lesión, lo cual resulta beneficioso para la planificación quirúrgica.
Tratamiento y pronóstico:
Vitrectomía (VPP): La extracción de la membrana proliferativa y la liberación de la tracción, combinadas con un relleno de gas o aceite de silicona para reposicionar la retina, es el método quirúrgico preferido para la DRT. Fotocoagulación láser: Dirigida a zonas isquémicas o alrededor de orificios, reduce la formación de nuevos vasos sanguíneos y las fugas. Medicamentos anti-vegf: La inyección preoperatoria puede reducir la actividad vascular de la membrana proliferativa y disminuir el riesgo de sangrado intraoperatorio. Cirugía de compresión escleral externa: Es adecuada para el desprendimiento periférico y reduce la tracción vítrea mediante presión externa. Manejo postoperatorio: Es necesario un seguimiento regular. Evite el ejercicio intenso y las fluctuaciones de la presión intraocular. Complemente con medicamentos neurotróficos (como vitamina B1 y trifosfato de adenosina) para promover la recuperación funcional.
Estrategias preventivas:
Controlar las enfermedades subyacentes: Por ejemplo, los pacientes con diabetes e hipertensión deben controlar estrictamente su glucemia y presión arterial para retrasar la progresión de la retinopatía. Exámenes oftalmológicos regulares: Los grupos de alto riesgo (pacientes con miopía alta y diabetes) deben realizarse exámenes de fondo de ojo anualmente. Evitar traumatismos oculares: Especialmente en ocupaciones de alto riesgo, se debe usar equipo de protección. Tratamiento oportuno de la hemorragia vítrea: La intervención temprana puede reducir la formación de membranas organizadas.
Los síntomas del desprendimiento de retina por tracción se centran en anomalías visuales indoloras. En la etapa inicial, pueden presentarse solo como miodesopsias leves o destellos, que suelen pasar desapercibidos. A medida que la tracción se intensifica, se presentan gradualmente defectos del campo visual, visión distorsionada y disminución de la visión. Debido a las significativas diferencias individuales en los síntomas, especialmente entre grupos de alto riesgo como la diabetes y la miopía alta, incluso si no hay molestias evidentes, es necesario realizar exámenes regulares del fondo de ojo (como la OCT y la angiografía con fluoresceína del fondo de ojo) para evitar retrasar el tratamiento debido a afecciones asintomáticas. Una vez que se presenten las señales de advertencia mencionadas, es fundamental consultar a un oftalmólogo lo antes posible y someterse a una cirugía (como una vitrectomía) para aliviar la tracción y reposicionar la retina, con el fin de preservar la visión al máximo.
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